Desde finales del siglo XIX la historia de la electricidad y la de los trenes transcurre de un modo paralelo. La electricidad es un recurso fundamental en el desarrollo de la sociedad moderna que muchas veces damos por sentado. Sin embargo, de su correcta obtención y transformación depende desde que dispongamos de luz en nuestros hogares o el funcionamiento de uno de los medios de transporte de pasajeros y mercancías más utilizado aún en la actualidad, como es el ferrocarril.
Podríamos decir que el primer tren eléctrico fue el diseñado por Werner Von Siemens en 1879 en Berlín. En España se considera la primera línea electrificada el tramo Gergal– Santa Fe (Almería), que se inauguró en 1911.
Circuito eléctrico de los trenes
El circuito eléctrico es el que se ocupa de abastecer de energía a los trenes. Consta de una serie de instalaciones que se encargan de adecuar la electricidad y del correcto funcionamiento de los motores, además de conseguir que la electricidad llegue al tren desde las instalaciones a lo largo de todo su recorrido.
Los trenes demandan una gran potencia de electricidad, hablamos de tensiones que van entre los 1500 y los 3000 Vcc. En su origen, los trenes contaban con centrales eléctricas propias, pero esto era caro y poco práctico una vez que las centrales eléctricas comenzaron a funcionar cerca de los núcleos urbanos. Aun así hay que convertir la energía de alta tensión con la que se necesita inyectar a la catenaria, para esto están las subestaciones.
Existen dos modos que permiten que los trenes capten la electricidad, a través de un tercer carril electrificado, sistema utilizado en Alemania y distintas partes del mundo. O a través de una línea aérea de contacto, llamada catenaria, el sistema que se emplea en España. El tren o el tranvía acceden a la electricidad a través del rozamiento del trole o del pantógrafo situado en el coche motor. Las catenarias pueden alimentarse tanto con corriente continua como alterna.
Los motores de los trenes son los encargados de convertir le energía eléctrica en tracción mecánica, que es al fin y al cabo la que produce el movimiento del ferrocarril. Los motores y los equipos que hacen posible su funcionamiento se instalan en el coche motor.
Por último, el circuito de retorno es el que facilita que la energía utilizada por los motores vuelva a la subestación.
Sistemas de seguridad
Por supuesto, el circuito cuenta con una serie de sistemas de seguridad que en caso de detectar cualquier tipo de anomalía cortan el suministro de la electricidad. Los principales sistemas de seguridad se sitúan en las subestaciones, que de manera automática comprueban hasta tres veces la existencia de un problema. Si se confirma suspenden la electricidad hasta que el equipo de mantenimiento solucione el error.
Los disyuntores extrarrápidos son el sistema de seguridad instalado en el propio tren. En este caso es el maquinista quien tiene que proceder a su rearme si saltan. Por supuesto a lo largo de las subestaciones y la catenaria se instalan pararrayos.
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